viernes, 7 de noviembre de 2008








JULIO C. TELLO Y LOS DESCUBRIMIENTOS EN CERRO SECHIN
Por: Alberto Bueno Mendoza.

Desde su regreso al Perú en 1913 Julio C. Tello inició acciones en beneficio de la arqueología nacional: planteó y ejecutó proyectos de investigación arqueológica, realizó obras de preservación de los bienes arqueológicos nacionales, fundó los museos arqueológicos peruanos, fue fundador y editor de importantes revistas especializadas para publicarlos estudios de arqueología e historia andinos.
En nuestro país ha sido el mayor propulsor de investigaciones en el campo, así como ejecutor de estudios y análisis de gabinete en cerámica, apertura de fardos funerarios, determinaciones craneométricas, análisis paleopatológicos, estudios de miniaturas metálicas, contribuye a los estu­dios tecnomorfos y tecnológicos de materiales arqueológicos diversos, ­etc., propone teorías, cimienta líneas de estudios nacionalistas y define la originalidad y autenticidad de nuestras sociedades andinas.
En este contexto, su mayor contribución a nuestra arqueología son los trabajos conducentes a los descubrimientos acerca de la sociedad Chavín, tanto temprana (Sechín) como desarrollada (Chavín) en la sierra y costa norte, y en el mismo nivel. aquellos famosos descubrimientos en la Penínsu­la de Paracas del sur medio de nuestro país.
LAS CINCO EXPEDICIONES
Desde 1919 hasta su fallecimiento el Dr. Julio C. Tollo ejecutó cinco grandes expediciones arqueológicas peruanas a diferentes regiones del te­rritorio nacional, habiendo además realizado otras exploraciones, reconoci­mientos y visitas de menores alcances a un 60% del territorio peruano.
La Primera Expedición Arqueológica de la Universidad Nacional Ma­yor de San Marcos al departamento de Ancash la organizó y dirigió en 1919; exploró los valles de Huarmey y Culebras, por cuyo territorio ascendió a la provincia de Aija donde visitó varios sitios arqueológicos, pasando al Callejón de Huaylas para explorar las zonas de Katak, Gekosh, Wariraju, Waras. Willkawaín, Tumshukaiko, Pumacayán. y otras. Tiempo después se trasladó a la provincia de Huari para explorar la cuenca de los rios Mosna_ Wacheqsa y Pushka; en tal cuenca reconoció las zonas de Yauya, Rawapampa, San Marcos, Yayno, Chavín de Huántar y otras menores. Estableció su campamento en Huántar para iniciar trabajos en Chavín, donde descubrió la galería en cruz con el llamado Lanzón monolito prismá­tico, petrograbado que representa a un personaje de cuerpo entero con su cara y cabeza portando atributos de felino y serpientes: descubre además algunas cabezas clavas, dos de las cuales vio “in situ” debajo de una cornisa corta ornada con serpientes realizadas en técnica incisa; allí recu­pera esculturas enteras y fragmentadas y cantidad de fragmentaría alfarera para su estudio.
Como corolario de estos trabajos de campo escribió los siguientes estudios: Introducción a la Historia antigua del Perú, Lima 1921; Pre histo­ria Perú, Repringed From Rev. Interamérica. abril, 1922, pp. 238-250. Nevv Cork; y Antiguo Perú. Primera Epoca, Editado por la Comisión Organizadora del Segundo Congreso Sudamericano de Turismo, Lima 1929.
En 1925 dirige la Segunda Expedición Arqueológica al Sur, explorando y realizando excavaciones arqueológicas en los sitios Malena y Cerro del Loro (Cañete), continuando llega a Chincha y luego explora los valles de Palpa, Ingenio y Nazca. donde toma datos más certeros acerca de la pro­cedencia de finos textiles que vendían los huaqueros.
Al año siguiente, en 1926, dirige la Tercera Expedición al Sur que prác­ticamente dura hasta 1930, contando con los auspicios del Museo de Ar­queología Peruana y la Comisión Organizadora Ibero-americana de Sevilla. Subiendo por la cuenca del río Cañete explora las zonas de Lunahuaná hasta llegar a Tupe para estudiar la antigua lengua Kauki oriunda de la región alta de la cuenca, avanza con paso seguro al sur y en el segundo semestre de 1926 lo encontramos organizando las excavaciones en la zona de Cerro Colorado y los grandes cementerios de Warikayán y Arena Blan­ca (Península de Paracas), con la participación de don Toribio Mejía Xesspe como Jefe de Campo. Tello personalmente avanza hasta el Valle de Nazca para estudiar y excavar el gran sitio de Kawachi (Nanasca) y el cemente­rio del fundo Pacheco, margen izquierda del valle. Entre 1926 a 1927 se descubren y recuperan 400 fardos funerarios en los sitios de la Península de Paracas, hachas y porras líticas muy finas, magnífica alfarería propia de este estilo, extraordinaria textilería polícroma (gasas, mantas, bolsos redes, tapices, textiles con primorosa aplicación plumaria. numerosas piezas e in­dumentaria de telas bordadas, primorosa cestería, abanicos polícromos por aplicación plumaria, etc.). Por último. en 1929 reconoce y explora en la costa norte los valles de Santa, Virú , Moche, Chicama, etc., determi­nando dedicarle más tiempo a los grandes sitios del Sol y la Luna (Moche) y Chanchán, gran sitio ubicado al noreste de la ciudad de Trujillo.
Tello organizó en 1937 la Cuarta Expedición al Marañón. con los auspicios de la Universidad de San Marcos y con el apoyo económico de Nelson Rockefeller, a los valles de la Costa Norte y la Cuenca del Alto Marañon. En esta expedición exploró Ancón, Pasamano y Cerro Trinidad (puerto de Chancav). Recorrió las Pampas de "Doña Maria" y penetró a reconocer las lomas de Lachay, los cementerios y montículos arqueológi­cos de Cerro Teatino sus arenales bajos adyacentes. Llega después al valle de Casma y explora las cuencas de los ríos Casma y Sechín. Recogien­do datos de los campesinos y recorriendo el territorio explora los sitios de San Diego, Cerro San Francisco, Cerro La Virgen, Manchal, Sechín Bajo. Cerro Sechín, Sechín Alto, Chankillo, Moxeque/Pampa de Llamas, La Cantina, El Olivar o Wanchuy, La Pampa del Purgatorio, El Sauce, Los Pacaes, Tabón, etc., avanzando a reconocer hasta las cabeceras de estos ríos, que es el valle de Yaután, donde descubre el templo de Pallka y otros de diversa importancia.
Al gran sitio de Cerro Sechín dedica tres meses de excavaciones y estudios, cuyos datos se encuentran en el libro Arqueolo­gía del Valle de Casma, publicado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, vol. 1, Lima, 1956, 344 pp.
Esta expedición se prolongó durante varios meses del año 1937, pues ésta continuó avanzando hasta Pacasmavo y penetró hacia la cuenca del Crisnejas en la sierra norte interandina. Reconoció importantes zonas de Cajamarca tales como ventanillas de Otushko, Cerro Colguitín, Cerro Aysón, Kumbemayo, Koyllurmarka, Chokta, etc. En Amazonas llegó a la zona de Kochabamba y al Cerro de Guanamarka, cerca a Chachapoyas. De regreso visitó el sitio de Ninamarka (Chillia); atravesó Pataz y arribó a Huamachuco para prospectar las zonas de Markahuamachuco y Viracochapampa.
Lue­go de tales reconocimientos Tello explica la existencia de una gran profundidad cronológica en la sierra norte. Señala la presencia de Chavín e informa acerca de la existencia de estratos arqueológicos Cajamarca, Cultura Re­gional. Habla del estilo Marañón vinculado a la cultura Huaylas, así como encuentra rasgos nasquenses en la cerámica pintada de la región.
Finalmente, en 1942 organizó y ejecutó la Quinta Expedición Arqueo­lógica al Urubamba. contando con los auspicios del Museo Nacional de Antropología Arqueología y Wenner Gren Fundation de New York. Durante esta expedición recorrió sitios entre Jauja, Huancayo y Huanta. Acampó en Ayacucho y retomando sus previos apuntes de 1930 y 1931, reinició trabajos en Viñaque / Wakaurara (hoy llamado Wari) del distrito de Pacaycasa, proximidades del pueblo de Quinua. Pasando adelante exploró la zonas de Vilcashuamán y Pomacocha, donde cumplió actividades ar­queológicas.
En la cuenca del río Vilcanota, cuando arriba a sitios ubicados al sur de este valle interandino, tales como Qoriwairachina y Phuyupatamarka, afirma que su arquitectura es de estilo netamente incaico. En agosto de ese año lo encontramos explorando Ollantaytambo; descubre el sitio que bautiza con el nombre de Wiñaywayna (ubicado a cinco kilómetros de Macchupicchu) y luego avanza siguiendo el camino arqueológico que con­duce a esta famosa zona arqueológica. En Macchupicchu recorre sus di­versos sectores, la plaza, asciende al Huaynapicchu, admira su profusa andenería y el grandioso paisaje pleno de vegetación en cuyo regazo está construida la ciudad.
Retorna a Wiñaywayna, donde él y su equipo técnico (Manuel Chávez Ballón, Pedro Rojas Ponce, Julio Espejo Núñez, Genaro Farfán, Hernán Ponce Sánchez y Luis Ccosi Salas, contando con reducido grupo de obreros), machete y hachas en mano proceden a deforestar el sitio arqueológico cubierto por la vegetación tupida y árboles de raíces y gruesos troncos. Terminada la tala y limpiado el lugar, se procedió a levantar los litos caídos y a restaurar las secciones desplomadas con sus mismas piedras recuperadas durante los trabajos. Todas las operaciones duraron dos meses
Y finalmente, el 14 de abril de 1942, contando con la visita de una delegación de la Universidad del Cuzco, procedieron a la clausura de los trabajos arqueológicos y viajar a esa ciudad. Una foto de la ceremonia de clausura ha sido publicada por la Revista Cultura y Pueblo, en la página 11, Lima, Enero-Junio de 1967. En la carátula de esta recordada Revista se ilustra una fotografía del famoso fotógrafo Abraham Guillén, donde figuran el Dr. Julio C. Tello y el Dr. Luis E. Valcárcel juntos, quienes estaban cumpliendo una inspección oficial en Macchupicchu el año 1935. Consideramos que la impresión causada a Tello por la visión de la ciudad animaría en él la preparación y organización de la expedición cumplida en 1942.
Al llegar al Cuzco Tello toma contacto con autoridades, profesores y alumnos de su Universidad y dedica unos días a recorrer la ciudad y alrededores: Sacsaywaman, Kenko. Pukapukara y Tambomachay, además de la visita de un día al sitio de Pikillaqta en el valle de Lucre, sureste del río Huatanay. Retorna luego a Lima, portando materiales arqueológicos, libretas y cuadernos llenos de notas, apuntes y datos arqueológicos.
EXPLORACIONES Y EXCAVACIONES EN LOS VALLES DE NEPEÑA Y CASMA
En 1933 el Dr. Julio C. Tello condujo exploraciones y excavaciones en el valle de Nepeña. ubicado al norte de Casma. En 1934 lo encontramos nuevamente en Chimbote para reconocer sitios en el valle de Lacramarca y Santa. En el caso del valle de Nepeña que nos interesa por las conexiones con Casma, toma la acertada decisión de excavar en los sitios de Punkuri y Cerro Blanco, luego de conocer el potencial arqueológico en el valle bajo y medio hasta el distrito de Moro (reconoce las zonas de Pañamarka, Máqui­na Vieja y el Castillo de Moro, entre otras). La decisión de excavar Cerro Blanco y Punkurí la tomó porque eran sitios con magníficas arquitecturas aflorantes, y en el caso de Cerro Blanco, por la presencia de relieves murarios policromados que le recordaban a motivos Chavín.
A partir de sus trabajos en el valle de Nepeña, el Dr. Tello publica los siguientes títulos, según Julio Espejo Núñez, 1967:
"Nepeña". La Crónica. Lima 6 de septiembre de 1933.
"Descubrimiento arqueológico en el Valle de Nepeña". El Comercio. Lima, 10 de Setiembre de 1933.
"Notables monumentos arqueológicos en el valle de Nepeña". La Cró­nica. Lima, 11 de Septiembre de 1933.
"Sensacional y valioso hallazgo de carácter científico en el valle de Nepeña". El Comercio. Lima 24 de septiembre de 1933.
"Un ídolo de gran tamaño fue hallado en las excavaciones iniciadas en el valle de Nepeña". El Comercio. Lima, 25 de Septiembre, de 1933.
"Un nuevo hallazgo arqueológico en la huaca de Punkurí". El Comer­cio. Lima, 28 de Septiembre de 1933.
"El palacio de Cerro Blanco, Nepeña". El Comercio. Lima, 3 de octu­bre de 1933.
"Las ruinas del Valle de Nepeña". El Comercio. Lima, 5 de Octubre de 1933.
"Una Civilización superior a todas las civilizaciones precolombinas.... se descubre en el valle de Nepeña". La Crónica. Lima, 5 de Octubre de 1933.
"Las ruinas del Valle de Nepeña". I: La importancia de la civilización de Chavín en Nepeña. II: Los testimonios de la más vieja y más adelanta­da civilización del Perú recientemente descubierta. III: De la necesidad de preservar y estudiar los tesoros arqueológicos descubiertos en el Valle de Nepeña. El Comercio. Lima, 6, 9 y 14 de Octubre de 1933.
"Discurso de Julio C. Tello y del Dr. Monge". El Comercio. Lima, 27 de Octubre de 1933.
"Origen, desarrollo y conclusión de las antiguas culturas peruanas". Revista de la Universidad Católica del Perú. Tomo II, N" 10. Lima Setiembre de 1933, pp. 151-168.
Tales trabajos en Nepeña permiten a Tello persistir en la idea de una gran cultura Chavín, la que estaba siendo revelada en la costa con los mo­numentos y materiales descubiertos. Estamos seguros que nuestro arqueólogo al trabajar en Nepeña recibiría datos de los campesinos acerca de los mo­numentos del Valle de Casma, que su poderosa intuición y experiencia acumulada, habría de convertir en realidad.
Este trabajo de 1933 en el Valle de Nepeña fue una de las tantas exploraciones emprendidas entre las cinco grandes expediciones de ar­queología peruana que organizó Tello en el país, como va se ha visto al comienzo de este artículo.
Con el criterio de la "necesidad de conversar, investigar y enseñar los hechos y sucesos de la antigüedad del Perú'', el Dr. Tello redacta el Pro­yecto Razonado de Exploración Arqueológica en el País y que presenta el 29 de Abril de 1937 al Rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, solicitando los auspicios y apoyo económico de esta casa superior de estudios. La expedición fue autorizada por la Resolución Rectoral N° 914 del 10 de Junio de 1937. Se colige entonces que el maestro Tello debe haberse pues­to en marcha en la segunda quincena de Junio, pues el 28 de ese mes y año lo encontramos en el Puerto de Casma donde encuentra un monolito Sechín con grabado de una cabeza decapitada.
A fines de Junio y a comienzos de Julio explora el Valle de Sechín. El 1 de Julio de 1937 está explorando Sechín Alto, donde don Toribio Mejía Xesspe le noticia que el joven Víctor Dueñas, campesino local, conocía un sitio con piedras grabadas al pie del Cerro Sechín o Corrales, ubicado al centro del valle. Tello decide dar crédito a los datos del informante y haciendo los cálculos pertinentes llegaría al Cerro Sechín en la tarde del mismo día. Allí tuvo la visión de un largo monolito parado que emergía de la tierra llevando grabado en el tercio superior una figura en técnica similar a la del Puerto Casma. Dice Tello: "La cabeza tenía una cabellera dividida en tres haces v como blandidas hacia atrás, por cuya razón los naturales llamaban al sitio Waka del Indio Bravo".
Para sus exploraciones Tello divide en tres partes al Valle de Casma durante los meses de Junio a Setiembre. 1937. En esta oportunidad sólo explora las partes Baja y Media del valle, pues como ya se vio, está a los inicios del Proyecto.
a) Las exploraciones en el Valle Bajo registran los siguientes sitios ar­queológicos:
Puerto Pobre, margen derecha del valle.
San Diego, próximo al puerto de Casma.
Cerro de la Virgen, muy próximo a la ciudad de Casma.
Cerro Veta Negra, margen izquierda del valle.
Cerro Carrizal. margen izquierda del río Sechín, por la salida sur de Casma ciudad.
Waka Partida o Sechín Bajo, margen derecha del río Sechín.
Cerro Sechín o Corrales, ubicado en la hoyada norte del Cerro, a 5 kilómetros, sur de Casma ciudad, margen izquierda del río Sechín.
Sechín Alto, gran sitio ubicado en medio del valle al este del Cerro Sechín, margen izquierda del valle y a más de siete kilómetros de la ciudad de Casma.
Taukachi y Konkán, ubicados al pie del Cerro Taukachi, al norte directo de Sechín Alto, margen derecha del río Sechín.
Capellanía, gran sitio, ubicado por la margen izquierda del río Sechín, en su quebrada alta.
El Olivar o Wanchuy, sitio ubicado próximo a Capellanía.
Manchal o Manchán, sitio ubicado a la entrada del valle, margen iz­quierda del río Casma.
La Cantina, en la margen izquierda del río Casma, aguas arriba de Manchal.
Chankillo, gran sitio ubicado cerca a la hacienda San Rafael, margen izquierda del río Casma.
El Purgatorio, gran sitio ubicado en la margen derecha del río Casma, parcialmente cubierto por huaycos.
Pacas o Waywayok, margen izgtnerda del río Casma.
Pampa de Llamas / Moxeke, gran sitio que muestra formidable urba­nismo temprano entre las dos enormes pirámides edificadas frente a frente, ubicado en la Pampa Sur del Cerro San Francisco, margen de­recha del río Casma.
b) Las exploraciones en la parte media del Valle de Casma las realiza entre Yaután y Pariakoto ubicando al importante sitio de Pallka hacia la margen izquierda del río Casma.
Pallka, ubicado en la margen derecha delantera de la quebrada Matwa o Pallka, por donde vierte el pequeño río Pallka, afluente del río Casma en la región, jurisdicción del distrito de Yatán. A este sitio dedicará excavaciones arqueológicas por el hallazgo de materiales Chavín clásicos.
Visita algunos cementerios en las hoyadas laterales desérticas hasta cerca de Pariakoto. Aquí recibe noticias de sitios en las alturas de la cordillera Negra, distrito de Pampas Grandes y Cajamarquilla (provin­cia de Huaraz), como es el caso de Chichawas. sitio que recién será estudiado por Toribio Mejía Xesspe en 1939 (ver: Rev. Chaski, Lima, 1940, p. 18).
A la par que realizaba tales reconocimientos, prospecciones y visitas a sitios del valle, se ejecutan paralelas e importantes excavaciones en Pallka, Moxeke / Pampa de Llamas y Cerro Sechín.
c) Las excavaciones en Cerro Sechín ocuparon 15 obreros para los traba­jos, que se iniciaron el 5 de Julio, contándose además entre otros con Donald Collier (Intitute of Andean Research of New York) y los técnicos peruanos Toribio Mejía Xesspe, Pedro Rojas Ponce, Hernán Ponce Sánchez, Pedro Vega y Carlos Paz de Novoa, procedentes de Ancash, Lima y Arequipa.
Los trabajos en los tres sitios mencionados duraron hasta el 27 de Setiembre de 1937. En el caso de Cerro Sechín Tello procedió a practicar minuciosos exá­menes de superficie para plantear la estrategia de los trabajos.
Cerro Sechín: excavaciones del frente norte del monumento.
Descubrimiento del frente norte con la hilera de monolitos grabados enmarcados de una escalera central norte, cuyos peldaños son de barro.
Excavaciones en los lados este y oeste en forma parcial, por los que se descubre la continuación del plantado de los monolitos, avizorándose una planta cuadrada con esquinas curvadas para el monumento.
Se descubren 98 monolitos grabados, que Tello divide en monolitos mayores y monolitos menores.
En el campo y por sus estudios comparativos, Tello define que los monolitos fueron extraídos del cerro a cuyo pie está el edificio arqueo­lógico.
Estudia las técnicas empleadas por los petrograbadores de Sechín.
Estudia las figuras representadas en los monolitos mayores y menores, señalando que todos reproducen la figura humana y sus partes anatómicas, órganos y huesos.
Describe sus vestimentas, el tocado de la cabeza para la figuras completas, las carrilleras pintadas que exhiben en sus caras. las armas o quizá el cetro significativo blandido en sus manos (hachas, hachas/porras y venablos) y sus rostros agestados y atemorizadores.
Describe también a las representaciones en los monolitos menores: des­membrados, heridos, seccionados por el medio cuerpo, cuerpos mutila­dos, cabezas cercenadas, columnas vertebrales descarnadas, sartas de ojos tallados en monolitos, brazos y piernas tajados, orejas, cabezas rapadas apiladas en ristre, etc.
Establece que los monolitos tienen su par a derecha e izquierda indistintamente. Establece la filiación Chavín para los monolitos del Templo de Sechín.
Descubre que el sector interno y central está constituido con adobes cónicos. Las excavaciones ponen a luz la Cámara de los Felinos, pinta­da su interior de azul marino y rojo claro frente norte y a los lados del vano, están dos felinos pintados con los colores negro, blanco y rojo. Los felinos son todavía naturalistas, pero llevan el hocico abierto, como rugiendo y sus cabezas convergen en oposición al vano céntrico: la cámara es de planta cuadrada y esquinas curvadas. Descubre inunda­ciones en el Templo, que hoy sabemos que son producto de las precipi­taciones producidas por el fenómeno “El Niño”. Ilustra el material arqueo­lógico recuperado en el famoso libro Arqueología del Valle de Casma, editado por la Universidad de San Marcos, en 1956.
Como es lógico inferir, las noticias de los descubrimientos en Cerro Sechín se publicaron profusamente por los meses y años siguientes en los diarios El Comercio, La Prensa, La Crónica y en las revistas científicas nacionales y extranjeras.
FUENTE:http://cf.geocities.com/arqueologia_andina/julio_c.htm

1 comentario:

Anónimo dijo...

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Yautan